viernes, 25 de abril de 2008

Kiruna, más allá del círculo polar.


La ronda de viajecitos empezó por Kiruna, visita obligada sobre todo este año que no hemos tenido un invierno muy frio. ¿No nos hemos ido de España para vivir sensaciones nuevas? ¿ No es la casi muerte por congelación una de ellas? Pues allí nos fuimos.

El viaje empezó bien, nevaba ligeramente y los apartamentos eran perfectos. Su cocinita....su calefacción...su duchita...su AGUA CORRIENTE.......

El primer día visitamos el hotel y el bar de hielo. Impresionante, impactante, increible que alguien en su sano juicio quisiese pasar una noche en una de esas camas de hielo, con pared de hielo, con sillas de hielo. "El hotel está climatizado, se mantiene a -5ºC durante todo el invierno." Justo lo que marca el termostato de mi casa de Madrid, pensé yo.


Por la tarde fuimos a visitar una mina. Chula, curiosa, pero demasiado grande y acondicionada, nosotros que esperábamos grutas imposibles, terrenos escarpados y oscuridad. Sedientos de aventura, digamos. No sabíamos lo que nos esperaba.

Día 3, tocaba la gran excursión, ilusionados los 20 como pequeños tolais. Perro con trineo, motos de nieve, pesca en un lago….nos pusimos las ropitas de abrigo y nos montamos en el taxi. Tras una hora de viaje, adentrándonos en la nada, y como nada me refiero a NIEVE, llegamos a los trineos, las motos y los perros.

Condiciones meteorológicas: -15ºC, nevada infernal. Un lugareño, de barba blanca y abrigo lleno de mierda empezó a darnos las instrucciones de viaje. 4 putas horas ( con perdón ) hablando lento no, caracol. Para colmo los perros tenían diarrea y casi vomito. He de decir, que yo siempre me he considerado una niña atípica de la capital, de las que pueden mear en la calle, montar en bici y comer en un corral, pero parece ser que no lo era tato. Después de 2 horas de viaje en trineo y moto, más las 4 de explicación, las arcadas por la caquita de perro no eran nada comparado con la congelación de mis miembros y las ganas de mear que padecía. Hasta el extremo de morir. La pobre Iratis llegó a llorar a lo Magdaleno.


Llegamos al campamento y oh sorpresa.


Si queréis calor, a cortar leña. Si queréis baño…..la calle. Si queréis ducha…..ajo,agua. Lo primero que pensé fue: Dios santo Francis, huyamos. Pero pasadas unas horas, nos acostumbramos, nos calentamos, jugamos con la nieve infinito y tengo que decir que al final los dos días en el campamento de la muerte fueron muy, muy positivos. ( Y que el viaje que me dio el hombre borracho en moto de nieve a 150km/h fue una de las mejores experiencias de mi vida. ) Lástima que se nos escaparon las auroras.



3 comentarios:

Anónimo dijo...

Comentario tardio..pero bueno..nunca es tarde, o eso dicen...
No hubo grutas imposibles, terrenos escarpados ni oscuridad...pero hubo un hombre, lugareño llamado por ti,k era lento muy lento, mas lento k el desarollo de una berza, o de una coliflor mas bien ( de esas k te gustan tanto su olor)y ademas frio, mucho frio,congelaciones y como bien dices lloros.
Esos k siguen dandose, pero ya no de frio, pk la primavera ha vuelto a suecia!! con efectos secundario pero siempre bienvenida!

Carol dijo...

Que tienes 21 años atolondrada!!!Si casi no te ha bajado la regla aún!!!

Anónimo dijo...

Perdona..te falta la frase anterior a esta k era.."a ver GILIPOLLAS"
asi keda mas contundente!